La terapia respiratoria es un conjunto de técnicas y ejercicios que ayudan a las personas a respirar mejor. Se utiliza cuando alguien tiene problemas en los pulmones o dificultades para oxigenarse bien, como en casos de asma, bronquitis, EPOC o después de una cirugía.
Un terapeuta respiratorio enseña a usar correctamente la respiración, a despejar las vías respiratorias de mucosidad y a fortalecer los pulmones. También puede indicar el uso de aparatos como inhaladores, nebulizadores o máquinas de oxígeno.
En resumen: es una terapia que busca que los pulmones trabajen de la mejor forma posible, mejorando la calidad de vida y facilitando actividades diarias como caminar, hablar o hacer ejercicio.
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Se centra en acompañar a las personas que atraviesan un proceso de cáncer. A través de ejercicios adaptados, masajes suaves y técnicas de movilización, ayuda a disminuir el dolor, reducir la fatiga, mejorar la movilidad y aliviar los efectos secundarios de los tratamientos médicos.
Su fin es mejorar la calidad de vida y dar apoyo físico y emocional
Está pensada para los adultos mayores, con el fin de mantener la independencia y movilidad el mayor tiempo posible. Trabaja la fuerza, el equilibrio, la flexibilidad y la coordinación, ayudando a prevenir caídas, mejorar la postura y conservar la autonomía en actividades diarias.
La masoterapia es una técnica de tratamiento que utiliza distintos tipos de masajes con fines terapéuticos. Su objetivo es aliviar dolores musculares, reducir tensiones, mejorar la circulación y favorecer la relajación.
Se aplica en personas con estrés, contracturas, problemas de movilidad o simplemente quienes buscan bienestar físico y mental. Dependiendo de la necesidad, el masaje puede ser suave y relajante o más profundo para tratar lesiones y rigidez muscular.
En pocas palabras: la masoterapia ayuda a que el cuerpo se sienta más suelto, relajado y saludable, combinando el contacto humano con la terapia física.